La
lección aquí es muy simple, pero es sorprendente cuan a menudo es olvidada.
Estamos tan atrapados en el mito de los mejores, los más inteligentes y los self-made que pensamos que los outliers brotan libremente de la tierra.
Miramos a Bill Gates y nos maravillamos que nuestro mundo haya permitido a un
joven de trece años convertirse en un emprendedor fabulosamente exitoso, pero
esa es la lección errónea. Nuestro mundo solo permitió a un joven de trece años el acceso ilimitado a un terminal de tiempo
compartido en 1968… si un millón de adolescentes hubiesen tenido la misma
oportunidad, ¿Cuántos Microsoft
tendríamos hoy?
Malcom Gladwell (2008, p. 185)
En
Chile suele comprenderse la pobreza como la carencia de dinero, midiéndola con
la “Línea de Pobreza”. En sintonía, la pobreza se combate aumentando el sueldo
mínimo, entregando bonos, etc., es decir, incrementando la cantidad de dinero
que reciben las personas más pobres del país.
Sin
embargo, hay un fuerte consenso en la comunidad científica de que la pobreza es
un fenómeno multidimensional (Pacáková y Hlavsa, 2011). Así, la pobreza no
puede ser comprendida como falta de dinero sino como la suma de diverso
factores, tanto objetivos como subjetivos, que limitan las posibilidades de
desarrollo y de logro de una buena calidad de vida de las personas (Arita,
2005). Es por esto que, lógicamente, la pobreza debe ser medida utilizando un
modelo multidimensional, erradicando la utilización de la línea de pobreza.
La
propuesta principal de este texto es demostrar la necesidad de cambiar la
noción de pobreza como falta de dinero por una noción de pobreza como falta de
oportunidades. Asimismo, se entregan las bases teóricas y algunas herramientas
metodológicas para lograr una completa –y coherente- aceptación de esta nueva
mirada.
Con
este objetivo, se comienza por una explicitación de la necesidad de cambiar la
definición de pobreza observando casos emblemáticos de países desarrollados e
incluyendo la idea de Calidad de Vida. Luego se da paso al sustento
científico-teórico de este cambio de mirada. En tercer lugar se sugieren dos
modelos (uno cuantitativo y otro mixto) para medir la pobreza desde esta nueva
óptica. Finalmente se da paso a una discusión acerca de la importancia de este
cambio, de sus implicancias en la política chilena, y de la viabilidad de su
aplicación en el Chile de hoy.